viernes, 19 de marzo de 2010

Mi mismo


Hace ya mucho tiempo vivió un hombre que había decidido viajar y dejar atrás la gris ciudad en la que vivía, sin embargo existen tantas ataduras que hasta hoy no lo dejan partir. Los que en ese entonces eran sus compañeros lo encontraban escribiendo poemas e historias en los jardines de la universidad muy pocas veces acompañado de alguien. Por las calles habían muchos locos que amenazaban a los transeúntes con que el 2000 seria el fin del mundo, 1995 una Lima en crisis.


La rutina abusaba de la monotonía que posee la vida. Ya cansado de repetir día tras día pidió una cita con un famoso doctor que se decía haber curado cualquier mal. Aquel hombre llego a su consultorio alrededor de media hora mas tarde de lo que habían quedado. El doctor le abrió la puerta con mala cara.


- ¿A que has venido? – pregunto.
- Tengo un sueno que se repite y me atormenta. Respondió dubitativo.
- ¿Qué es lo que sucede?
- No confió en nadie, ni en mi mismo doctor y creo que mi vida seria mejor si no la viviera.


Decidió en ese entonces contarle aquel sueno que tuvo una y otra vez durante mucho tiempo.


‘’Caminando por las viejas calles de Miraflores que en aquel tiempo conocía de memoria, me encontraba siempre con un hombre mayor que yo, que se parecía mucho a mi padre. El hombre se acercaba a mi y siempre preguntaba si yo era el chico que vivía en Juan Fanning 215. Le respondía que si y siempre me contaba cosas que a mi parecer solo yo conocía, por ejemplo sabia que bajo mi cama se encontraba una caja que me había regalado un primo que solo lo había visto una vez en mi vida, que en esa caja yo guardaba un diario en el que escribía mis poemas e historias de derecha a izquierda para que nadie pudiera copiarlos.


Le pregunte como es que el sabia todo eso, y me dijo que el había vivido hace mucho tiempo en esa casa y que el también había tenido una conversación como la que tenemos ahora. Le pregunte su nombre y me dijo que eso yo lo sabia, Santiago Gomez me respondía.’’


El doctor estuvo a punto de tildarlo de loco hasta que Santiago saco un billete americano de muy poco valor que el señor le había dado la ultima vez que se vieron. El billete decía ‘’2001 series’’.