lunes, 5 de abril de 2010

El hombre sabio y el Tesoro

Cuentan los hombres dignos de fe que por los primeros días de haber sido fundada la gris ciudad, vago erróneamente un hombre muy sabio, el cual decía que era capaz de mostrarle a cada persona donde estaba su tesoro escondido, pero con la condición de que les rebelaría el lugar únicamente si todas las personas de la ciudad gris estaban reunidos.

A muchos esta idea les pareció absurda, pero tan pronto los primeros que habían encontrado su propio tesoro regresaban con baúles llenos de monedas de oro los demás pobladores ciegamente se entregaban al forastero.

Hombres, mujeres y niños de todas partes venían cruzando el horizonte para deslumbrarse ante la gran hazaña del hombre, le hacían todo tipo de preguntas lo cual comenzo a despertar ciertas sospechas y desencadenar una serie de rumores que sembraron inseguridad entre los pobladores. Pronto, los aldeanos dejaron de asistir a las reuniones con el forastero por el temor de que puedan perder su tesoro en ausencia. Mientras que otros esperaban oír el tesoro enterrado de alguien mas para echarse la carrera y tomarlo antes.

Ante esto el sabio hombre que se había ganado el cariño y el respeto de los grises, logro reunir al pueblo y los visitantes en la plaza principal.
- Solo podre revelar el lugar de una persona mas ya que su codicia les ha hecho mucho daño. dijo
Ante esto el forastero hizo una pregunta, a la cual todos debían levantar la mano.
- ¿Quién desea que le sea revelado el lugar donde esta escondido su tesoro?. grito.
Todas las personas reunidas, desde niños, jóvenes y ancianos habían levantado la mano, salvo uno. El sabio se dirigio hacia el y le dijo:
- ¿No gustarías que te revele donde esta tu tesoro?
Y el hombre le respondió:
- La verdad es que estoy bien tal y como estoy, tengo a mi familia, a mis amigos, salud y bienestar en mi vida. No creo que lo necesite.

El sabio se le quedo mirando y le dijo, felicitaciones, pues ya que eres el único que tiene su tesoro desenterrado.