martes, 6 de julio de 2010

Relato de un adolescente

No se donde estoy. Hace mucho frio y me siento algo mareado. Estoy rodeado de raros seres, ayudenme.

Desperté, maldición es la tercera vez que tengo esa pesadilla desde que me fui de casa, ahora es difícil conseguir comida y por tanto dormir bien.

Ya no soportaba, he vagado sin rumbo por ciudades que no conozco. Es increíble lo diferentes que son los seres que habitan por aqui, son honestos, agradables y solidarios, muy diferente a donde vengo.

Naci a fines de verano, en la ciudad gris. El menor de cuatro y de lejos el engreído. Crecí en la elite de mi sociedad, a decir verdad entre un montón de pobres diablos. Hay excepciones claro, hice varios amigos que se parecen mucho a los de por aquí. Ahora me doy cuenta que les hecho mucho de menos, estoy tan solo.

Comunicarme con los demás es difícil, hablan una lengua rara, aun no encuentro a alguien como yo, de los grises. Pero aprendí hace mucho que hay una manera de comunicarse que va mas aya de las palabras, si entiendes lo que digo.

El cuadrado del tiempo es el centro de todo, nadie se aleja demasiado y existe un orden increíble que todos respetan, no hay que acostumbrarse a prender el tv y ver en las noticias decenas de desgracias sin sentido.

Me siento al borde del Hudson con una estatua enfrente que es viva imagen de los ideales de los de aquí.

No puedo decir que odiaba mi ciudad porque en verdad la amaba, pero seria mentir que les cuente que me gustaría volver.

Espero en algún momento escuchen a los que han dejado mudos porque ellos también tienen algo que decir, a los que han quedado sordos porque están cansados de escuchar y a los que eligieron ser ciegos para ya no ver.

Hoy, no me esperen porque aqui me han ayudado a cortar mis cadenas y quitarme el destino al fracaso del que estaba condenado.


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