lunes, 5 de octubre de 2009

Johanna

Johanna me sonrió o de repente no. Estaba bajando del carro de papa cuando la vi pasar y se cruzaron nuestras miradas. Sentí vergüenza y agache la cabeza. Después de todo, ella es la chica mas bonita del colegio y esta en último año, seamos realistas jamás se fijaría en mi.

Por un momento pensé que podría acercarme a ella y hablarle como si fuéramos amigos de mucho tiempo, pero hice contacto con la realidad tan pronto como choque contra la puerta de mi salón. Quizás la sonrisa no era para mi, y solo la mire sonreír.

Me quede observándola a través de la ventana de mi salón pero como era de esperarse su mirada no se digno a corresponderme. Muy por el contrario yo me había obsesionado con este hecho. Tanto que no podía dejar de escribir su nombre una y otra vez en mi carpeta. Para mi mala suerte mi profesora me descubrió y gracias a que comenzó a gritarme delante de todos mis compañeros que si estaba tan enamorado y necesitaba escribir su nombre una y otra vez para no olvidármelo me comprara un diario. Felizmente mi secreto solo fue una broma para los demás y nadie lo tomo muy en serio.

Salí del salón porque necesitaba ir al baño y fue donde mi mala suerte cambio. Estaba en el patio, sentada sola en una banca y decidí tomar valor y hablarle. Me le acerque y la salude. Me pregunto mi nombre y yo tan inteligente que soy lo había olvidado. Sonrío y me pidió que la disculpase que tenia que irse. Bueno, lo intente.

A la salida me apresure por estar listo y correr para esperarla en la puerta del colegio. Desafortunadamente pude ver que un muchacho de unos 19 años la había ido a recoger. Me comentaron que era su enamorado. ¿Que más da?, pensé.

No soy nadie para ella, pero ahora si puedo decir que Johanna me sonrió.
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