martes, 17 de agosto de 2010

La Fabula de los Tres Hermanos

Había una vez tres hermanos que viajaban al atardecer por un camino solitario y sinuoso.
Con el tiempo, los hermanos alcanzaron un río demasiado profundo para vadearlo y demasiado peligroso para cruzarlo a nado. Sin embargo, estos hermanos habían aprendidos las artes mágicas, y con el sencillo ondear de sus varitas hicieron aparecer un puente sobre el agua traicionera. Iban ya por la mitad del puente cuando encontraron el paso bloqueado por una figura encapuchada. Y la muerte les habló. Estaba enojada porque le hubieran sido escatimadas tres nuevas víctimas, ya que los viajeros normalmente se ahogaban en el río. Pero la Muerte era astuta. Fingio felicitar a los tres hermanos por su magia, y dijo que cada uno de ellos había ganado un premio por haber sido lo suficientemente listos como para engañarla.
Así el hermano mayor, que era un hombre combativo, pidio la varita más poderosa que existiera, una varita que ganara siempre en los duelos para su dueño, ¡una varita digna de un mago que había vencido a la Muerte!.
Así la Muerte cruzó hasta un viejo árbol de Sauco en la ribera del río, dando forma a una varita de una rama que colgaba, y se la entregó al hermano mayor.
Entonces el segundo hermano, que era un hombre arrogante, decidio que quería humillar a la Muerte todavía más, y pidio el poder de resucitar a los muertos. Así la muerte recogio una piedra de la orilla del río y se la dio al segundo hermano, y le dijo que la piedra tenía el poder de traer de vuelta a los muertos.
Entonces la Muerte preguntó al tercer y más joven de los hermanos lo que quería. El hermano más joven era el más humilde y también el más sabio de los hermanos, y no confiaba en la Muerte. Así que pidio algo que le permitiera marcharse de aquel lugar sin que la muerte pudiera seguirle. Y la Muerte, de mala gana, le entrego su propia Capa de Invisibilidad.
La Muerte se apartó y permitio a los tres hermanos continuar su camino, y así lo hicieron, charlando asombrados sobre la aventura que habían vivido, y admirando los regalos de la Muerte.
En su debido momento los hermanos se separaron, cada uno hacía su propio destino.
El primer hermano viajó durante una semana más, y alcanzó un pueblo lejano, acompañando a un camarada mago con el que tuvo una riña. Naturalmente con la Varita del Sauco como arma, no podía perder en el duelo que seguiría. Dejando al enemigo en el suelo el hermano mayor avanzó hacia la posada, donde alardeó en vos alta de la poderosa varita que le había arrebatado a la Muerte, y de cómo ésta lo hacia invencible.
Esa misma noche, otro mago se acercó sigilosamente al hermano mayor que yacía, empapado en vino, sobre la cama. El ladrón tomó la varita y para más seguridad, le cortó la garganta al hermano mayor.
Y así la Muerte tomó al primer hermano para si.
Entretanto, el segundo hermano viajaba hacia su casa, donde vivía solo. Allí sacó la piedra que tenia el poder de resucitar a los muertos, y la volteó tres veces en su mano. Para su asombro y su deleite, la figura de la chica con la que una vez había esperado casarse, antes de su muerte prematura, aparecio ante el.
Pero ella estaba triste y fría, separada de él por un velo. Sin embargo había vuelto al mundo, pero ese no era su sitio y sufría. Finalmente el segundo hermano, impulsado por un loco anhelo desesperado, se mató para reunirse finalmente con ella.
Así fue como la Muerte tomó al segundo hermano para si.
Sin embargo la Muerte buscó al tercer hermano durante muchos años, y nunca pudo encontrarlo. Fue solo cuando tenía ya una edad avanzada que el hermano más joven se quitó la capa de invisibilidad y se la dio a su hijo. Y entonces saludó a la Muerte como a una vieja amiga y fue con ella gustosamente, e igualmente, pasó a mejor vida.


Fuente: Los cuentos de Beedle el bardo.
Autor: J.K Rowling

martes, 6 de julio de 2010

Relato de un adolescente

No se donde estoy. Hace mucho frio y me siento algo mareado. Estoy rodeado de raros seres, ayudenme.

Desperté, maldición es la tercera vez que tengo esa pesadilla desde que me fui de casa, ahora es difícil conseguir comida y por tanto dormir bien.

Ya no soportaba, he vagado sin rumbo por ciudades que no conozco. Es increíble lo diferentes que son los seres que habitan por aqui, son honestos, agradables y solidarios, muy diferente a donde vengo.

Naci a fines de verano, en la ciudad gris. El menor de cuatro y de lejos el engreído. Crecí en la elite de mi sociedad, a decir verdad entre un montón de pobres diablos. Hay excepciones claro, hice varios amigos que se parecen mucho a los de por aquí. Ahora me doy cuenta que les hecho mucho de menos, estoy tan solo.

Comunicarme con los demás es difícil, hablan una lengua rara, aun no encuentro a alguien como yo, de los grises. Pero aprendí hace mucho que hay una manera de comunicarse que va mas aya de las palabras, si entiendes lo que digo.

El cuadrado del tiempo es el centro de todo, nadie se aleja demasiado y existe un orden increíble que todos respetan, no hay que acostumbrarse a prender el tv y ver en las noticias decenas de desgracias sin sentido.

Me siento al borde del Hudson con una estatua enfrente que es viva imagen de los ideales de los de aquí.

No puedo decir que odiaba mi ciudad porque en verdad la amaba, pero seria mentir que les cuente que me gustaría volver.

Espero en algún momento escuchen a los que han dejado mudos porque ellos también tienen algo que decir, a los que han quedado sordos porque están cansados de escuchar y a los que eligieron ser ciegos para ya no ver.

Hoy, no me esperen porque aqui me han ayudado a cortar mis cadenas y quitarme el destino al fracaso del que estaba condenado.


Luna

Donde estas luna? Hace mucho que no te veo brillar como lo hacias antes. En esas noches donde el cielo era para nosotros y las estrellas armaban un espectáculo para agazajar tu presencia.

Mi Luna me tomo tiempo darme cuenta que contigo es con quien quiero estar, con quien compartir mi vida. Esta historia que todos ya se saben de memoria contigo la quiero interpretar.

Algo tan bello que cada vez que lo veo vuelvo a sentir que ella sabe que yo se como comenzar, eres tan inocente y dulce que aun ho estas esperando por mi. No sé como logramos esto alguienbello cada vez que estas conmigo escribo un nuevo párrafo en el libro de nosotros dos, solo no me dejes ir, no me dejes caer Luna.

No es suficiente lo que tengo para darte pues nada tengo y tú el cielo ya has ganado. Es difícil seguirte el paso, trasnochar para no perderte de vista, tengo que poner en juego todo y dejar queesos miedos se marchen.


Ya me voy luna y ahora llegas tu, es hora de partir ahora al atardecer pero prometo regresar cada amanecer para estar juntos, no importa cuanto. Me basta estar contigo.

Con mucho amor,

El Sol.

domingo, 2 de mayo de 2010

Beatriz Montoya

Su nombre es Beatriz Montoya y es una niña nueva que fue hoy al colegio. Su familia es nueva en la ciudad, su padre es vendedor y lo han transferido desde un lugar que no conozco. La han puesto en mi salón y no huele como las otras chicas. Debo admitir que me causa cierta intriga pero yo no le puedo hablar pues esta de más decir que las niñas tienen piojos y yo no quiero que se me peguen los piojos.

En los recreos me le quedo mirando y ella me mira y se ríe, me gustaría saber de que coño se ríe tanto, porque me pone de mal humor que se rían de mi sin saber porque.

Hoy fue el paseo y Beatriz se quiso sentar conmigo pero yo ni loco aceptaba no señor tiene piojos y luego se me pasan no señor, tuve que decirle amablemente que se vaya bien lejos por el bien de ambos pero creo que lo mal interpreto y la profesora me metió un grito de los mil diablos. La vieja cornuda esta me obligo a pedirle disculpas e invitarla a que se siente conmigo. Se pasó el condenado paseo espiándome, no me dejaba respirar ni un minuto. Trate de no hacerle mucho caso y divertirme con mis amigos jugando fútbol en las canchas del club El Bosque.

Esta tarde es la fiesta de Pablito, su mama ha invitado a todo el salón a tomar el lonche en su casa. Mi hermana me ha vestido como no me gusta, como detesto las camisas y aun mas detesto que me ponga goma en el pelo se pone todo tieso y creo que da mucha risa porque cuando llegue a casa de Pablito Beatriz y sus amigas se reían de mi y se hablaban en la oreja como para que no pudiera escuchar. Al momento de jugar trate a toda costa que alguien la golpeara, pero como mi plan no daba resultado tuve que ejecutarlo yo mismo.
Hicimos un juego tonto que teníamos que pasarnos la pelota en circulo mientras que la música sonaba y cuando se detenía el que se quedaba con la pelota perdía, así que aproveche cuando me dieron la pelota y se la tire con todas mis fuerzas, para mala suerte no le cayó a ella, sino a luchito el abusivo y se me tiro encima así que termine con un ojo morado maldita sea.




Se llama Beatriz Montoya y en estos días le agradezco a mi querido colegio Champagnat por hacerse mixto.
Ella entro al colegio en 3ro de primaria y han pasado 7 largos años. Desde entonces, he dejado de pensar que las chicas tienen piojos, pero aun me preocupa que se rían de mí.

El domingo por la tarde la invite a comer un helado en la esquina de D’nofrio por el parque Kennedy en Miraflores. Se hizo la difícil conmigo pero a mi nadie me dice que no, no señor no he ahorrado mis propinas para que me diga que no, si me decía que no mañana mismo me iba al hipódromo con mi tío Hugo, el si sabe divertirse.

Pase por su casa a las tres en punto. Felizmente vivía en la cuadra dos de la avenida Pardo, porque si vivía lejos no iba, no señor, que ella venga sola yo detesto caminar tanto. Tuve que saludar a su mama y a su papa, porque con las fotos que nos tomaron cualquiera pensaba que nos íbamos a casar pero no señor yo no me caso yo quiero ser futbolista y el fútbol y las mujeres no van de la mano nicagando.

Llegamos a la heladería y pedimos a la carta, coño ¡hombre como come esta chica!, come como si no hubiera un mañana que vivir, no perdona una sola. Felizmente se hizo tarde porque sino me iba a dejar en la quiebra y ya no me alcanzaba para mis figuritas del mundial, no señor. El gordo De las casas ya casi llena su álbum mientras que a mi me faltan aun muchas.

De regreso a su casa me tomo de la mano y pensé que estaba asustada porque era mujer y a las mujeres les da miedo todo, así que tuve que estar de la mano con ella hasta que finalmente llegamos a la puerta de su casa y me dio un largo beso en la mejilla que sin lugar a dudas es fuera de serie hombre.

Ya que ningún taxi me quería cobrar 3 soles hasta el malecón me tuve que regresar pateando latas porque sino no hay figuritas y me iba a poner de malas.





Se llama Beatriz Montoya y hace un par de años que salimos cada domingo a tomar un helado, felizmente ya me las puedo arreglar entre mi mal sueldo de aprendiz de periodista, que en realidad no me pagaban ni un puto sol, lo único que me daban eran cupones de descuento y un almuerzo de calidad semejante al de prisión.

Papa esta de viaje y mama se ha ido al club, he sacado el auto para impresionar a Beatriz. La lleve a dar una vuelta por Miraflores y terminamos en la tiendecita blanca tomando un café con pastel. La pasábamos muy bien hasta que de regreso un policía nos detuvo, creo que me veo aun muy joven ya que para mi mala suerte, no me crece la barba. Gracias a dios que en Perú se puede coimear al 80% de los policías de transito.





Se llama Beatriz Montoya y en un par de semanas nos vamos a casar, creo que nunca en mi vida he tenido piojos.

lunes, 5 de abril de 2010

El hombre sabio y el Tesoro

Cuentan los hombres dignos de fe que por los primeros días de haber sido fundada la gris ciudad, vago erróneamente un hombre muy sabio, el cual decía que era capaz de mostrarle a cada persona donde estaba su tesoro escondido, pero con la condición de que les rebelaría el lugar únicamente si todas las personas de la ciudad gris estaban reunidos.

A muchos esta idea les pareció absurda, pero tan pronto los primeros que habían encontrado su propio tesoro regresaban con baúles llenos de monedas de oro los demás pobladores ciegamente se entregaban al forastero.

Hombres, mujeres y niños de todas partes venían cruzando el horizonte para deslumbrarse ante la gran hazaña del hombre, le hacían todo tipo de preguntas lo cual comenzo a despertar ciertas sospechas y desencadenar una serie de rumores que sembraron inseguridad entre los pobladores. Pronto, los aldeanos dejaron de asistir a las reuniones con el forastero por el temor de que puedan perder su tesoro en ausencia. Mientras que otros esperaban oír el tesoro enterrado de alguien mas para echarse la carrera y tomarlo antes.

Ante esto el sabio hombre que se había ganado el cariño y el respeto de los grises, logro reunir al pueblo y los visitantes en la plaza principal.
- Solo podre revelar el lugar de una persona mas ya que su codicia les ha hecho mucho daño. dijo
Ante esto el forastero hizo una pregunta, a la cual todos debían levantar la mano.
- ¿Quién desea que le sea revelado el lugar donde esta escondido su tesoro?. grito.
Todas las personas reunidas, desde niños, jóvenes y ancianos habían levantado la mano, salvo uno. El sabio se dirigio hacia el y le dijo:
- ¿No gustarías que te revele donde esta tu tesoro?
Y el hombre le respondió:
- La verdad es que estoy bien tal y como estoy, tengo a mi familia, a mis amigos, salud y bienestar en mi vida. No creo que lo necesite.

El sabio se le quedo mirando y le dijo, felicitaciones, pues ya que eres el único que tiene su tesoro desenterrado.

viernes, 19 de marzo de 2010

Mi mismo


Hace ya mucho tiempo vivió un hombre que había decidido viajar y dejar atrás la gris ciudad en la que vivía, sin embargo existen tantas ataduras que hasta hoy no lo dejan partir. Los que en ese entonces eran sus compañeros lo encontraban escribiendo poemas e historias en los jardines de la universidad muy pocas veces acompañado de alguien. Por las calles habían muchos locos que amenazaban a los transeúntes con que el 2000 seria el fin del mundo, 1995 una Lima en crisis.


La rutina abusaba de la monotonía que posee la vida. Ya cansado de repetir día tras día pidió una cita con un famoso doctor que se decía haber curado cualquier mal. Aquel hombre llego a su consultorio alrededor de media hora mas tarde de lo que habían quedado. El doctor le abrió la puerta con mala cara.


- ¿A que has venido? – pregunto.
- Tengo un sueno que se repite y me atormenta. Respondió dubitativo.
- ¿Qué es lo que sucede?
- No confió en nadie, ni en mi mismo doctor y creo que mi vida seria mejor si no la viviera.


Decidió en ese entonces contarle aquel sueno que tuvo una y otra vez durante mucho tiempo.


‘’Caminando por las viejas calles de Miraflores que en aquel tiempo conocía de memoria, me encontraba siempre con un hombre mayor que yo, que se parecía mucho a mi padre. El hombre se acercaba a mi y siempre preguntaba si yo era el chico que vivía en Juan Fanning 215. Le respondía que si y siempre me contaba cosas que a mi parecer solo yo conocía, por ejemplo sabia que bajo mi cama se encontraba una caja que me había regalado un primo que solo lo había visto una vez en mi vida, que en esa caja yo guardaba un diario en el que escribía mis poemas e historias de derecha a izquierda para que nadie pudiera copiarlos.


Le pregunte como es que el sabia todo eso, y me dijo que el había vivido hace mucho tiempo en esa casa y que el también había tenido una conversación como la que tenemos ahora. Le pregunte su nombre y me dijo que eso yo lo sabia, Santiago Gomez me respondía.’’


El doctor estuvo a punto de tildarlo de loco hasta que Santiago saco un billete americano de muy poco valor que el señor le había dado la ultima vez que se vieron. El billete decía ‘’2001 series’’.

jueves, 25 de febrero de 2010

Un alegre encuentro

Las finas piernas de la bella chica sentada en el asiento contiguo al mío en la combi de regreso a mi casa han cautivado alegremente mi atención. Miro por la ventana tratando de distraerme pero la triste y fea realidad que veo en las calles me impide continuar dañando mi vista, soy débil y debo regresar la mirada. No puedo dejar de contemplar aquellas piernas que demuestran un continuo uso del gimnasio y que posiblemente sean de salir a correr diariamente.

Yo casi nunca hago ejercicio, creo que he engordado bastante tiempo desde que deje de jugar aquellos partidos de fulbito con amigos del colegio. Ahora mi vida transcurre mas lentamente entreteniéndome con los partidos de futbol que pasen por la tele.

El viaje normalmente dura alrededor de una hora, que a las 6 de la tarde con el trafico de toda la atolondrada muchedumbre que sale de trabajar se complica y hace el transito mas difícil. Mis ojos ya no resisten y debo continuar espiando a mi acompañante. Disculpa? Escucho y mi Corazon se acelera. Trato de hacerme el loco agachando la cabeza y sacando mi celular para ver la hora.

Ha pasado mucho tiempo desde que deje de verme con Camila y ahora me doy cuenta que le hecho mucho de menos. Vivir solo en ese viejo departamento de la av. Pardo es muy nostálgico. Mis noches transcurren entre atiborrarme de comida chatarra y ron.

Sus rizos dorados llevan un ritmo muy marcado al compas de los baches de estas viejas pistas. No es que me moleste pero me estabas observando? Me he quedado helado. Levanto la mirada y la veo regalándome un bello espectáculo por el cual pagaría una gran cantidad con tal de tenerlo a diario. Esa sonrisa irradiaba una picardía y coqueteo descomunal. Sin embargo no había mucho que pueda hacer, soy débil. Me ruborizo de tal manera que comienzo a sudar. Respondo atropellando palabra tras palabra, Disculpanomehabiadadocuenta.

Ya es septiembre y aquel encuentro quedo en el verano de mi vida. Sin embargo aun por estos días tengo la ilusión de volver a encontrarla. Soy tan débil que pasajes así en mi vida son capaces de afectarme mucho, mas de lo que deberían.